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Writer's pictureYazz

Nojolo’on, Covid-19 y la lengua maya enseñándonos el camino.

Hace dos semanas, estábamos emocionados con los preparativos para el encuentro de jóvenes en Peto, con quienes haríamos memoria de cómo concebimos el liderazgo, la autoridad, la representación y la responsabilidad comunitaria en términos propios. De paso conoceríamos ejemplos pacifistas y noviolentos de otras partes del mundo, que transformaron positivamente sus sociedades. Hoy escribo estas líneas desde nuestra casa en Mérida, siguiendo con los preparativos, pero con algunos cambios de tiempos y de formas. Estamos en tiempos de Coronavirus.

Entre todos los impactos que esta emergencia pueda tener, el económico es el que ha reconfirmado la terrible desigualdad en la que vivimos. Mientras algunas personas están de cuarentena otras más dependen de la ganancia del día. Nuestras vidas están enlazadas a movimientos globales, nuestro bienestar dependiente de la debilidad o fortaleza de los sistemas financieros. Resuenan en mí estas dos palabras, dependencia y libertad. Pensar en cómo traducimos al maya la palabra, me da algunos puntos para reflexionar.

El diccionario en línea Maya- Español Aulex define libertad de la siguiente forma: háalk’ab, cha’. (soltar, dejar). El diccionario Maya Popular por su parte da una explicación de libertad: U cha’abal u meenta’al je’el ba’axake’ (Posibilidad de hacer cualquier cosa). En la Eliteratura maya actual libertad comúnmente se traduce como: Jáalk’abil. Entonces, libertad en estos términos supone una contraparte que es algo a lo que uno puede estar atado o en donde uno puede estar encerrado. Libertad es soltarse, desamarrarse, abrir la puerta.

Más que un motivo de desánimo, el COVID-19 fue la caja de resonancia de nuestros sueños y del motivo de lucha de muchas organizaciones, colectivos e individuos que saben que el bienestar no debe estar sujeto a la decisión de unos cuantos. Ese es nuestro jáalk’abil. La posibilidad de saber que nuestra comida no depende de alguien más sino de la tierra y de nuestro esfuerzo. La posibilidad de saber que, en cualquier emergencia de salud, todas y todos podemos vivir dignamente sin exponernos o exponer a otros, por la necesidad creada de salarios insuficientes


Con este panorama refrendamos el necio caminar de Nojolo’on hacia un jáalk’abil total:


Que nuestra lengua sea libre y extienda su raíz sobre la tierra

Que nuestras milpas sean libres y nazcan maíz, calabaza y frijol

Que nuestro pensamiento sea libre y se apropie de la sabiduría heredada

Que nuestros cuerpos sean libres, y la salud sea el toj óolal, es decir, el espíritu recto y el ánimo fuerte.


xYazz

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